Janet Echelman, Madrid 1.8. El mágico invierno cultural de la Plaza Mayor

Con el invierno, llega la última de las intervenciones artísticas del programa de la Comunidad de Madrid «Cuatros Estaciones», con motivo este último año del IV Centenario de la Plaza Mayor.

Durante este año pasado, la Plaza Mayor se ha convertido en un gran escenario cultural donde convergen el espacio, el público y el arte, siendo la plaza un lugar de nuevos usos en el que prima nuevas experiencias culturales por y para todos los públicos, en donde la obra forma parte de la vida de las personas… por unos efímeros y mágicos días.

Durante el programa «Cuatro Estaciones» la Plaza Mayor ha acogido la instalación Graffiti con Luz del artista francés Antonin Fourneau junto al conocido grafitero SUSO 33 en primavera, Laberinto de residuos del colectivo Luzinterruptus en verano, y la instalación CESPED a cargo de SpY en otoño de 2017. 

Ahora, es el turno del invierno, última intervención artística dedicada a la fría y mágica estación, en donde la plaza acogerá una escultura flotante de la artista estadounidense Janet Echelman,  Madrid 1.8,  una instalación monumental que se mueve al son del viento y el clima cambiantes, y que invitará al público a detenerse y, tal y como explica la propia Echelman, “contemplar una manifestación física de la interconexión de opuestos: lo suave y lo duro, la tierra y el cielo, las cosas que dominamos y las fuerzas que están más allá de nuestro control”. La instalación estará formada por una malla de 44 metros de largo por 35 de ancho y 21 de alto compuesta por capas de fibra trenzada y anudada que vibran con el viento y la luz creando una coreografía de color ondulante.

Madrid 1.8

El concepto de la obra proviene de conjuntos de datos científicos del terremoto y el tsunami de Japón en 2011, y de la noción de que todos estamos conectados entre los sistemas naturales de la Tierra. Studio Echelman generó la forma 3D de la escultura utilizando grupos de datos de la altura de las olas del tsunami a lo largo de todo el océano Pacífico. Las vibraciones resultantes aceleraron momentáneamente la rotación de la Tierra, acortando la longitud del día en 1.8 microsegundos, lo que se convirtió en el catalizador de la escultura “1.8”.

La escultura es completamente blanda y está construida con dos tipos de fibra técnica. Por un lado el polietileno de peso molecular ultra alto (UHMWPE), una fibra más de quince veces más fuerte que el acero, constituye la parte estructural de la pieza, y por otro, cordones de nylon de alta resistencia con mezclas únicas de color conforman el resto de la red escultórica, y Echelman los combina con luces de colores programadas para crear la obra final.

Creada inicialmente en blanco y rojo, la instalación en la Plaza Mayor de Madrid, que permanecerá en exhibición del 9 al 19 de febrero, será el estreno de esta nueva versión a todo color de la escultura “1.8”.

Tal vez, en la ciudad ya no podamos ver las estrellas… pero durante unos días, podremos ver un baile mágico de color en el cielo de Madrid, con la centenaria Plaza Mayor como el mejor de los escenarios para la creación de un gran patio de recreo artístico.
 

Fuentes:

diario.madrid.es/blog/notas-de-prensa/una-monumental-escultura-flotante-cobrara-vida-en-la-plaza-mayor-por-su-iv-centenario/

http://www.echelman.com/

Cine Sergei Eisenstein; la creación de nuevas formas para contarnos historias

Tal día como hoy, hace 120 años, nacía Sergei Eisenstein, una figura clave de los inicios de las nuevas técnicas de montaje en el cine.
En una época en la que el cine aun estaba ciertamente teatralizado, unos jóvenes cineastas rusos, durante los años 20, comenzarían a experimentar con nuevas técnicas en el cine, creando lenguajes nuevos a través del montaje cinematográfico, gestando así, el inicio de la narrativa audiovisual, cambiando por completo la forma de contarnos historias.

En 1915 «El nacimiento de una nación» de David W. Griffith ya mostraba en cuanto a técnica un cambio, ya que los planos dejaban de ser fijos para intercalarse entre si. 

Fue en la película  «El acorazado Potemkin» de Eisenstein, donde se crea una de las escenas más icónicas del cine.  En 1905 Odessa vivió una revolución de trabajadores.

El famoso largometraje de 1925 El acorazado Potemkin del director Serguey Eisenstéin hace referencia a este evento, donde cientos de civiles son masacrados en una enorme e interminable escalera, Este episodio nunca ocurrió en la realidad, pero la película terminó convenciendo a muchos de que había sido real (Al sur de un horizonte, 2013). 

En esta escena se empleaban técnicas de montaje hasta entonces nunca vistas.

Eisenstein rueda su película en 1.290 planos combinados con genial maestría mediante un montaje rítmico, ya que considera innecesarios los movimientos de cámara, y solo realiza varios travellings. En El acorazado Potemkin destaca la escena de la escalinata, con 170 planos, en la que el pueblo es brutalmente agredido por las fuerzas zaristas y donde crea un ‘tempo’ artificial que hace que la secuencia dure casi seis minutos. La película, con una espléndida fotografía en la que la masa se convierte en la auténtica protagonista de la obra, acabará por ser considerada la primera obra maestra del cine.

La genialidad artística de Eisenstein, su teoría del montaje y sus enseñanzas en el lenguaje cinematográfico, no solo contribuyeron en su momento a la mayoría de edad del cine, sino que siguen vigentes hoy en día como una referencia e influencia muy clara en los grandes directores.

Fuentes:

https://elpais.com/cultura/2018/01/22/actualidad/1516575680_487434.html

https://hipertextual.com/2015/04/montaje-ruso

https://alsurdeunhorizonte.com/2013/04/02/odessa-la-escalera-potemkin/